sábado, 25 de agosto de 2012

LA IGLESIA DE EFESO...


     LA IGLESIA DE EFESO

     Yolimar Pernía - Líder de 12...


     Apocalipsis 2:1-7, "Escribe al ángel de la iglesia en Efeso: El que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto: 2 Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; 3 y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado. 4 Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. 5 Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido. 6 Pero tienes esto, que aborreces las obras de los nicolaítas, las cuales yo también aborrezco. 7 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios."

     Debemos tener en cuenta que Dios es un ser que todo conoce en este mundo. Fue Él el que propicio un encuentro con nosotros y también vigila nuestras vidas. Según el ver. 2, Dios conoce absolutamente todas las cosas que hemos hecho y aún las cosas que pasan por nuestra cabeza. Una de las cosas que también conoce de nosotros es nuestro arduo trabajo en la iglesia y cada sacrificio que hemos hecho por Él. El Señor toma en cuenta cada una de esas cosas y ve cuanta paciencia aplicamos para no dejarnos dominar por la ansiedad. En sí, Dios nos aplaude por todo esto y alaba la actitud de radicalidad que tomamos frente al pecado y cómo nos perturba la maldad del hombre en este mundo.

     La introducción de esta palabra desde el verso 2 al 3, claramente Dios nos elogia por las grandes y pequeñas cosas que hemos hecho por Él, tanto que nos felicita. Pero cuando leemos el versículo 4, Dios nos muestra la gravedad de tener todas esas cosas buenas en nuestras vidas sin hacerlas con AMOR. Esto quiere decir que hacemos esas cosas mecánicamente estando allí sirviendo pero sin estar realmente allí. Hacemos las cosas en la carne y no nos disponemos realmente en el espíritu a hacer las cosas como a Él le agrada. Tan grave es el asunto que actuamos por inercia, como si un chip con acciones predefinidas nos fuese insertado en la mente para llevarnos al punto de no pensar si quiera lo que hacemos. Lo más lamentable del asunto es que se alcanza el punto de la Autosuficiencia. Esto es porque sutilmente decimos en nuestros corazones que ya sabemos hacer las cosas que siempre hemos hecho en la iglesia y como ya lo sabemos, hacemos a un lado la oración, la palabra de Dios, la búsqueda íntimida con de Su presencia y la dependencia de Él para hacer todas las cosas. Es terrible cuando un Cristiano llega a este punto.

     Para ver el cuadro de otra forma, piensa en esa persona que al principio de su carrera en Cristo busca y depende completamente de Dios y siempre acude a Él en todas las cosas, esto esta bien. Pero cuando esa persona comienza a recibir bendiciones de Dios, adquiere posiciones grandes en la iglesia, tiene estabilidad financiera (obviamente producto de su relación con Dios), es allí cuando, sin querer, comienza su caida. Todo esto es porque en nuestros corazones se cuela la idea de que "ya estoy bien" o "ya no tengo tanta necesidad". Sí, cuando llegamos a los brazos de Dios nos encontramos en un momento de nuestras vidas en el que tenemos tanta necesidad que nos aferramos a Él completamente, pero cuando ya somos saciados emocional, sentimental, ministerial y finanieramente, nos alejamos de aquel que nos entregó todas esas cosas. Esto ocurre en muchísimas personas durante su vida en la iglesia.



     Hay cosas que es necesario identificar como Cristianos para conocer si nuestro Amor por Dios ha mengüado:
     

     1.  Comenzamos a perder nuestra vida de Oración

     En el momento que ya estamos bien, como fue mencionado anteriormente, dejamos a un lado nuestra relación con Dios. "Si me da chance...". Comenzamos a orar para "calmar nuestra conciencia" y para "cumplir con el Señor". Cuando fracturamos nuestra relación con Dios así, inevitablemente nuestra vida también se fracturará, porque, es ilógico pensar que si me alejo de aquel en el que fundamenté mi vida, permaneceré firme. Cuando mengüamos en nuestra oración, nuestra vida se viene abajo.


     2.  Cuando dejamos de Predicar

     Hacer las cosas con Amor y Pasión depende completamente de nuestras obras para Dios. Ha sido comprobado, a través de diferentes anécdotas de personas dentro de la iglesia, que cuando una persona deja de predicar y de hablar de lo que Jesús ha hecho en su vida, se pierde el sentido de la Fe, del Cristianismo y se ahoga el motivo por el que hacemos las cosas. Es en ese momento cuando viene a nuestras vidas la actitud de hacer las cosas por hacerlas y que salgan como salgan.  

     Proverbios 30:7-9, "Dos cosas te he demandado; No me las niegues antes que muera: 8 Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí; No me des pobreza ni riquezas; Manténme del pan necesario; 9 No sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová? O que siendo pobre, hurte, Y blasfeme el nombre de mi Dios."

     Para recuperar el primer amor en Cristo, es necesario que entendamos lo que una vez, al principio, nos fue revelado. Entender que necesitamos de Dios. Cuando necesitamos a Dios, no nos importa nada más y hacemos todo lo que este en nuestras manos para agradarle a Él. También debemos hacer las cosas que al principio hacíamos. La oración y la lectura de nuestra palabra (devocional) deben ser retomadas en nuestras vidas para enamorarnos nuevamente de Él. Y por último, debemos comenzar a hablar de lo que Jesús hizo en nuestras vidas a otros. Cada vez que hagamos esto último, se comenzará a encender el fuego nuevamente en nuestros corazones, nuestros ojos brillarán otra vez por Su causa y haremos las cosas con tanto amor que encenderemos a otros.
     

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